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filosofía operativa

Representa el mas alto nivel espiritual que puede alcanzar un ser humano en esta vida, es una disciplina filosófica práctica, que implica el desarrollo de la consciencia superior, la que nos permite desarrollar sabiduría, comprender en profundidad la vida, el mundo y a nosotros mismos.

La Filosofía Operativa permite la capacitación espiritual del ser humano, para que éste pueda reintegrarse plenamente a la naturaleza celeste y terrestre y recuperar su armonía, paz, y felicidad interior. No es de ninguna manera, algo mágico ni supersticioso, y el dominar su técnica requiere previamente de todo un proceso de sublimación de las pasiones inferiores del ser humano y de un manejo técnico del pensamiento y de los estados de conciencia.

Es el arte de vivir sabiamente, en el sentido de efectuar una interpretación objetiva y profunda de los acontecimientos que nos toca vivir, logrando de esta forma la autentica felicidad y plenitud interior, independiente de las circunstancias materiales.

Nos enseña a conocer las coordenadas celestes, que son leyes eternas e inmutables, y que se encuentran más allá del tiempo y del espacio y no tienen nada que ver con la opinión o los deseos personales del ser humano, a diferencia de las leyes de la sociedad terrestre, que cambian constantemente dependiendo de las costumbres de cada país, de la época en la que vivamos y del momento histórico en el que estemos.

Estas leyes, son las reglas del transito del universo y de la vida, y representan la lógica superior con la que hay que actuar diariamente, para hacer lo correcto de acuerdo y en concordancia con este orden universal, y vivir así, realmente en armonía con la Naturaleza divina y terrestre.

Estas leyes sostienen que la materia visible no es mas que la mil millonésima parte del universo realmente existente, por lo tanto la materia se diluye hasta hacerse insignificante.

Bajo este punto de vista, el ser humano, al ser también mas energía que materia, es una entidad emitentemente creadora, inserta en un campo de energía mayor, que es la totalidad de la naturaleza universal.

El mayor problema, para vivir en sintonía con estas “leyes espirituales”, es nuestra arbitrariedad, nacida de una programación mental acotada solo a las circunstancias y al aprendizaje social, y creemos por lo mismo, que lo que pensamos y sentimos constituye la autentica realidad, segmento estrecho que es mirado como la verdad, colocándonos como punto de referencia de lo correcto y perfecto y como centro y modelo de la existencia.

La cruda realidad es que nuestras conductas están controladas por nuestro cerebro mas primitivo, el del reptil y del mamífero, centros básicos de la supervivencia de la especie, cuya característica es ser violento, agresivo, depredador, personalista, rígido y que no aprende de las experiencias vividas, repitiendo siempre lo mismo, basados solo en la conservación de la especie y de los apetitos individuales.

La conducta animal del ser humano, con su actuar depredador, nos ha llevado casi a la destrucción del planeta tierra.

El mundo esta gobernado por hombres y mujeres inteligentes, con doctorados en las mas variadas disciplinas del saber humano, pero las guerras, la violencia, el hambre, las enfermedades y la pobreza, van en aumento cada día.

¿Cómo es posible esto?

Porque la inteligencia común, sin consciencia superior no sirve, facultad desconocida para el ser humano, ya que solo conocemos y actuamos con la conciencia psicológica, que se fundamenta en la personalidad, que se forma con la información recibida de los padres, del colegio, de la publicidad, y de todo el entorno al cual estamos expuestos, en el curso de nuestras vidas.

Nuestro cerebro, al igual que un disco duro, se va llenando de información fragmentada que no podemos procesar, puesto que no tenemos las herramientas internas para hacerlo, es como sacar millones de fotografías constantemente, pero éstas quedan archivadas en nuestras neuronas, como “información muerta”, sobrepuestas y desintegradas unas con otras, sin conexión lógica entre ellas. Por este motivo, no comprendemos muchas veces lo que nos pasa en nuestra existencia, y no logramos comunicarnos empáticamente con las demás personas y relacionarnos armónicamente con la vida y el entorno. No somos capaces de ver nítidamente la realidad externa e interna, sin filtros, ya que nuestro lente fotográfico tiene “aberraciones ópticas” nacidas de nuestros pensamientos fragmentados, de nuestras frustraciones, rabias, traumas y de todo lo que hemos introyectado y aprendido en el curso de nuestras vidas, en un bajo estado de consciencia.

Al contrario, la consciencia superior nos permite sacar fotos nítidas, en un estado interior de objetividad superior, sin filtros mentales ni emocionales, al estar contemplando la realidad y lo que nos sucede, absteniéndonos de nuestra opinión personal, solo percibiendo los acontecimientos, en un estado de silencio interno.

Para desarrollar esta facultad superior, la Filosofía Operativa nos enseña a formar una unidad interna, que posee fuerza propia, para observar imparcialmente, tanto la realidad externa como nuestra realidad interna, conformada por la personalidad y sus mecanismos.

Esta fuerza interna, debe ser auto creada de manera consciente y con la fuerza de la voluntad, ordenando constantemente la conciencia psíquica fragmentada y nuestro mundo interno, convirtiéndose en un centro de anclaje individual. Este centro interno, se transforma en el eterno vigilante, que se anticipa a la personalidad para interceptar los estímulos o sensaciones, logrando sacar fotografías fidedignas, a las cuales se les asigna un lugar preciso e interconectado con las demás, permitiéndonos armar, en nuestro mundo interno, un rompecabezas de nuestras vidas y del mundo, creado conscientemente y en permanente comunicación con La Realidad.

Esta distancia técnica o separación interior, nos permite efectuar una autocritica, que nos llevará con seguridad a un conocimiento más integral de nosotros mismos, e ir transformando y sublimando nuestra parte animal en virtudes superiores, permitiéndonos cambiar internamente, y modificar la forma de ver y entender el mundo, en un sentido mas elevado y armónico.

En este estado interno dejamos de ser arbitrarios, autorreferentes y personalistas, para ubicarnos en una relación consciente y permanente con las coordenadas celestes, y actuar impersonalmente, mas allá de nuestras creencias, de nuestro egoísmo, y de nuestros gustos o preferencias personales, logrando caminar de la mano con la vida y su energía divina.

Con esta Enseñanza aprendemos a usar nuestro cuerpo como un instrumento musical, que nos permite sintonizarnos y participar de la armonía y melodía universal, desde nuestro propio espíritu, que es la chispa divina, emanación de Dios que portamos los seres humanos.

El estudiante que va por el camino de la Evolución de la Consciencia debe siempre IRRADIAR ARMONÍA para servir de manera impersonal a la fuerza universal de la LUZ. Actuar siempre como armonizadores, sin importar la desarmonía exterior o de las personas, el insulto, la agresión, o la descalificación.

Armonía en la familia, en el trabajo, en su relación de pareja, en el ambiente en que vive y se desenvuelve.

El que irradia desarmonía recibe desarmonía de parte de la Naturaleza.

“El que ha llegado a realizar esto, plenamente consciente de sus deberes humanos emprende una cruzada de ayuda impersonal a la Humanidad, a fin de cooperar a la paz universal y para dar oportunidad a otros a que tengan acceso a los mismos conocimientos que él ha recibido, formándose así la GRAN CADENA UNIVERSAL DE LOS INICIADOS, cuyo origen se desvanece en la antigüedad del mundo y cuyo fin no llegará jamás porque la fuerza divina es infinita y eterna”.

Darío Salas Sommer